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10 de abril de 2014

Segundo fragmento de mi libro

No se cuanto tiempo permanecí dormida, pero me desperté sudando y con el corazón latiendo a mil por hora, había tenido una pesadilla, pero fue tan real, tan intensa que temí que fuera mas que un simple sueño.
En mi sueño observaba a una pareja de amantes, estaban abrazados en una habitación de piedra, junto a una hermosa vidriera que tenía un ángel dibujado. Ambos eran extremadamente pálidos y sus ojos eran tan fieros, tan intensos, nunca antes había visto unos ojos como aquellos. Los del hombre eran negros como una noche sin estrellas en los cuales podía dislumbrarse un tono verdoso, los de ella eran castaños con pequeños matices dorados como su pelo. Lo que vi después no se como explicarlo, eran imágenes sucediéndose como a cámara rápida, eran irracionales y desconcertantes. Primero vi a una muchedumbre enfurecida portando rastrillos, palas, hoces, antorchas y una especie de largas estacas de madera. Después sin más apareció la imagen de la joven rodeada por una especie de brillantes luces anaranjadas y rojizas, cuando me di cuenta me estaba viendo ami misma, estaba junto a la joven y escuchaba como ella gritaba desesperada, me miró suplicante, acerqué mi mano hacia ella pero entonces comprendí que aquellas luces no eran otra cosa que fuego, un ardiente fuego que quemó mi mano nada mas acercarme, al mirar de nuevo hacia la joven me di cuenta de que ya no estaba, se había desvanecido en el aire. Luego volvieron las imágenes amontonándose desordenadas en mi cabeza, le vi a él, vi sus ojos expresando una extrema y desgarradora tristeza, y yo pude sentirlo, pude sentir su dolor su angustia, sus ganas de morir para reunirse con ella. Eso fue lo último que vi antes de despertar.
Estaba sentada en mi cama intentando recordar algo mas, busque mi móvil en la mesita de noche para mirar la hora y como acto reflejo lo deje caer, la mano me dolía y sentía un intenso escozor, encendí la luz y mire detenidamente mi mano y al hacerlo por poco no me da un ataque de pánico, ahí estaba, en el centro de mi mano derecha, una enorme y reciente quemadura.

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